miércoles, 4 de mayo de 2011

Adultos: ¿Referentes para el Sentido?

En esta ocasión trataremos el tema de los adultos en relación a los adolescentes y la importancia en la formación de los mismos. La cual no solo se basa en proporcionar un sostén físico y psicológico, sino también en el acompañamiento en la búsqueda de sentido para el adolescente.
La adolescencia la podríamos caracterizar como un tiempo en el que se producen grandes cambios en todas las dimensiones de la persona. Supone también un pasaje de la niñez a la adultez. Dicho proceso se compone de dos elementos, el primero es la separación de las figuras paternas,  que produce una “salida” del seno familiar y el segundo  presume el ensayo de roles adultos.
Con esto nos referimos, a que el adolescente aprende a descubrir el mundo que lo rodea, investigando, explorando, consultando, observando por sí mismo. Ello se origina porque ahora tiene una visión más realista de sus padres, y los percibe como personas que también se equivocan y tienen defectos (lo cual no sucedía en la niñez).
Es por ello que lo social empieza a tener mayor  peso en su vida, ya que fuera de su casa puede hallar otras figuras que le proporcionen información de cómo ser aceptado en la sociedad adulta.
En este punto toman importancia figuras de la televisión, profesores, cantantes, deportistas, actores,  adultos con cierta importancia en la sociedad actual; y también cobra notoriedad el grupo de pares. El cual le proporciona al adolescente contención emocional, distanciamiento de los padres, aceptación, etc., es un pequeño ensayo de lo que significa estar en sociedad.
Es con otros, distintos a sus padres, que el adolescente va construyendo su  personalidad, pero por ello las figuras paternas no pierden importancia, ya que continúan siendo referentes. Para ejemplificar esto, podemos usar la comparación con un Faro, mediante el cual a la distancia,  señala los obstáculos y nos permite tomar el camino correcto. Dicho aspecto es fundamental, porque el adolescente está ingresando a un ambiente que hasta hace unos años le era muy poco conocido. Si bien es una tarea fascinante, no está libre de conflictos, ya que muchas veces, los límites serán cuestionados y contra-argumentados con gran  pasionalidad.
Para llevar esto adelante, necesitaremos cumplir con determinadas características, ser cercano, firme, abierto, enviar mensajes claros, no escandalizarse, aceptar al adolescente tal cual es, ser exigente, dialogar, interesarse por las cosas que les gustan, estar dispuesto a que ser cuestionado, poder sostener nuestras convicciones, pero sin ser rígidos; existen otras más, pero éstas nos permitirán poder acompañar al que está en el tránsito de la adolescencia.
Poder practicarnos en dichas virtudes, nos permitirá brindar un sostén, una contención, pero el adolescente no solo necesita esto, sino que también requiere de perspectiva de futuro, que le brinde seguridad y certidumbre, para poder afrontar de la mejor manera esta etapa.
La necesidad va a ser cubierta por la construcción de un Proyecto de Vida, el cual va a ser conformado por preguntas como las siguientes: ¿Quién soy?, ¿Cómo soy?, ¿De dónde vengo?, ¿Hacia dónde voy?, ¿Cómo voy?, ¿Qué quiero para mi vida?, ¿Cómo hago para lograrlo?;¿Cuáles son mis ideales y valores?; y una infinidad de cuestionamientos más, los cuales tendrán que ser resueltos de la mejor manera posible, en éste tiempo.

Genera mucha angustia no encontrar respuesta en los adultos a los cuales se les plantean estas interrogantes.
Por lo que hemos visto, en dicha etapa no solo se producen grandes cambios en las dimensiones bio-psico-social, sino que irrumpe con mayor fuerza la dimensión Espiritual (de la cual hemos hablado en la edición anterior). Poder tomar contacto con éstos contenidos genera una ampliación en el horizonte y provee de herramientas para afrontar la vida.
En este punto surgen cuestionamientos acerca de nuestro rol, ¿Estamos capacitados para acompañar en éste ámbito de la vida?, ¿Nosotros los adultos, intentamos encontrarle sentido a la existencia?, ¿Aportamos a una sociedad que busca Sentido?, o vivimos en la superficialidad del mero consumismo, ¿Miramos el futuro con optimismo?; o caemos en el desencanto de ésta época, ¿Estamos dispuestos a esforzarnos para el  desarrollo de personal?; o no soportamos que se nos cuestione.
Es necesario que podamos hacernos éstas preguntas e intentar respondérnoslas, ya que si bien, el adolescente observa al adulto de “reojo”, cotidianamente nos toman como modelo para construir su vida.
De ésta manera pudimos observar lo fascinante que es la tarea de acompañar adolescentes y su tránsito, pero mejor aún es que para ayudarlos a crecer, primero debemos hacerlo nosotros. 


(*)Artículo publicado en Revista Vocación. Año 9. Número 39. Mayo 2011.

martes, 1 de marzo de 2011

Lo perdurable en la pareja.

La época actual presenta como una de sus propuestas, mayores medios para generar nuevos vínculos, los cuales tienen como característica la superficialidad y lo efímero. Esto también se ha trasladado al vínculo de pareja, que será el tema que trataremos en esta ocasión.
Mi pregunta sería: ¿Existe alguna forma de hacer perdurables los vínculos de pareja?, ¿Qué es lo realmente perdurable en dicho vínculo?, ¿Se puede contribuir a ello?
Como primer intento para comenzar a responder dichas preguntas, podemos plantearnos como se inicia una pareja; surge de una atracción entre dos seres humanos. En primera  instancia, ésta es  física, ya que somos seres con un cuerpo- dimensión biológica- lo cual habla de la humana materialidad que poseemos.  Sin duda alguna, nos encontraremos con nuestra sexualidad, entendida en sentido amplio.
Otra forma de atracción, es la que surge de los atributos de la propia personalidad-dimensión psicológica-, es decir la forma de reaccionar, la forma que nos expresamos, los hábitos,  el carácter, virtudes, defectos, cualidades anímicas, etc. Esta dimensión está ligada a nuestra capacidad para la seducción.
Hasta aquí hemos explorado dos niveles de entender la atracción en la pareja,  podemos decir que esta forma de comprender es bidimensional, es decir  bio-psicológica.
Perfectamente una pareja se puede fundar en base a estos niveles, pero  el transcurrir del tiempo, probablemente presente las siguientes dificultades: tanto lo biológico como lo psicológico decaen, o sea, el cuerpo ya no es tan atractivo como al principio, y los defectos de nuestra personalidad estarán más acentuados. Esto unido al estrés diario y la rutina, ira desgastando poco a poco la pareja, terminando en una ruptura, en el desinterés mutuo o en un  total replanteamiento.
Pero el ser humano no puede ser comprendido solo en dos dimensiones, sino que es necesario integrar una más: la Dimensión Espiritual o Noética (Nous en griego, significa espíritu.). Este es un concepto ampliamente trabajado por la Logoterapia.
Podríamos decir que es lo que nos identifica plenamente como seres humanos, ya que las demás dimensiones las compartimos con otras especies.
Para clarificar un poco más, citaremos a David Guttman(1998): “La dimensión noética es como el “tórax médico” de la logoterapia que contiene todos esos preciosos recursos del espíritu humano capaces de ser empleados por el individuo para contrarrestar la enfermedad y los traumas que la vida acarrea:
  • Nuestra voluntad de Sentido.
  • Nuestras metas y objetivos en la vida.
  • Nuestra creatividad
  • Nuestro amor (más allá de lo físico)
  • Nuestra conciencia.
  • Nuestro sentido del humor.
  • Nuestro compromiso.
  • Nuestras ideas e ideales.
  • Nuestra imaginación.
  • Nuestra responsabilidad (habilidad de respuesta)
  • Nuestra Auto-conciencia.
  • Nuestra compasión y perdón
  • Nuestra consciencia de la mortalidad
“La dimensión Noética contiene la esencia de la vida. Es la dimensión donde adoptamos decisiones, donde tomamos determinaciones (incluso contra las limitaciones del cuerpo y de la psique), o, en síntesis, es nuestro núcleo sano. Como la dimensión noética no puede enfermar, sino sólo bloquearse por la enfermedad biológica o psicológica”(Idem).
Esta forma tridimensional de comprender al ser humano,  nos puede dar otras pautas para acercarnos a lo perdurable en la pareja.
Aquello que hace trascendente al vínculo de pareja, es la Dimensión Espiritual, ya que al reconocerla primero en uno mismo,  se puede luego  identificarla en el otro; dando una nueva profundidad y elevación a la relación.
La integración de ésta capacidad tan humana, hará que la otra persona se vuelva realmente única e irrepetible.
Cuando la pareja empieza a transitar éste camino, la atracción se basará en la sexualidad, la seducción y el en uno de los valores más altos, el amor.

A propósito de esto, Frankl nos dice: “Por el acto espiritual del amor, se es capaz de contemplar los rasgos y trazos esenciales de la persona amada; hasta contemplar también lo que aún es potencialidad, lo que aún está por desvelarse y por mostrarse. Todavía hay más: mediante el amor, la persona que ama posibilita al amado la actualización  de sus potencialidades ocultas.”(El hombre en busca de sentido, pag134.)

De esta manera podemos ver, que lo perdurable en la pareja es el amor vivido como un valor, que nos permite salirnos de nosotros mismos-autotrascendernos-para buscar lo mejor en la persona amada.
Incluso esta capacidad nos permite trascender la presencia física de la otra persona, Frankl nos cuenta su experiencia en el campo de concentración: “Intuí como un hombre, despojado de todo, puede saborear la felicidad-aunque solo sea un suspiro de felicidad-si contempla el rostro de su ser querido. Aún  cuando el hombre se encuentre en una situación de desolación absoluta, sin la posibilidad de expresarse por medio de una acción positiva, con el único horizonte vital de de soportar correctarmente-con dignidad-el sufrimiento omnipresente, aún en esa situación el hombre puede realizarse en la amorosa contemplación de la imagen de su persona amada”(pag 67)
A través de esta reflexión pudimos ver  como lo perdurable-trascendente- en la pareja, es el amor cimentado en el mundo de los valores.

(*)Artículo publicado en Revista Vocación. Año 9. Número 38. -marzo 2011.