viernes, 31 de diciembre de 2010

Deseos de un año pleno de Sentido.

Queridos/as Acompañantes: Primero que nada para finalizar éste año, es necesario agradecer, por lo compartido en este espacio perdido en la trama virtual, pero enriquecido por sus aportes. Muchas gracias por hacer eco de las ideas, que uno  ha rumiado en el corazón y la mente. Ha sido para mi una gran experiencia aventurarme a escribir, y compartir lo que he recolectado en el sendero de la existencia.
Les deseo un año pleno de Sentido y mucha claridad para responder las preguntas que la vida no cesa de realizar.
Saludos.
Lic. en Psic. Pablo Nuñez

miércoles, 1 de diciembre de 2010

La humildad como actitud hacia el sentido.

El cuestionamiento por el sentido de nuestra vida es propio del ser humano, ya que  nos devuelve una imagen  del mundo, en la  que uno mismo es el protagonista en la construcción de su propia existencia. Porque a pesar de lo que nos suceda podemos encontrar un aprendizaje e incluso un nuevo rumbo para nuestra vida. La clave está en no ser una víctima de las circunstancias, saber que a pesar de todo se vive para algo.
Si bien esta propuesta es difícil (como siempre decimos) no es imposible y juntos podemos descubrir los caminos que nos dirijan a estar más atentos a las preguntas que la vida nos pueda hacer.
Por ello, en esta ocasión trataremos el tema de la humildad como una actitud que permite captar de mejor manera los nuevos sentidos.
En primer lugar, nos introduciremos en la etimología de la palabra, y nos encontraremos que viene del latín contando con dos raíces: “Humus” y “Humiliare”, en la primera nos encontramos con un significado familiar, el Humus, la capa más fértil de la tierra, esta contiene los nutrientes que posibilitan la sustentabilidad de los seres. Por lo tanto podemos ver que a través de esta actitud estamos en contacto con lo más rico y productivo de nuestra persona.
En tanto, Humiliare nos refiere a una actitud de postración frente a la superioridad de otro; si bien puede se pude interpretar como bajeza o incluso humillación, si agudizamos nuestra percepción, nos encontraremos con una doble  cualidad, ser conciente  las propias limitaciones y a su vez, ser lo suficientemente valiente para reconocer positivo de la otra persona.
Por lo tanto, la persona humilde es aquella que tiene los pies en la tierra pero que se eleva por su grandeza de espíritu. Implica también un profundo conocimiento de sí mismo, lo que posibilita una sana confianza en su ser. Tiene la capacidad de reconocer,  tanto sus logros como  sus errores e integrar  la voluntad,  de mantener lo positivo y trabajar en lo negativo.
Pero quizá lo más fascinante sea la cualidad de identificar  la grandeza del otro y rendir sus respetos. Visualiza lo único e irrepetible de cada ser y no tiene dificultades para resaltarlo.
La persona humilde busca constantemente encontrase consigo mismo, para cada vez conocerse más y aumentar su autenticidad.  Gracias a esta dinámica no necesita  aparentar, ni ocultar, ni engañar, ya que posee tal seguridad de sí, que dispone su ser al servicio de los otros. Y a su vez siempre puede aprender de las demás personas.
Como su contrapartida existe  persona Soberbia, que muchas veces exteriormente será mucho más notoria, pero en su interior denota una gran pobreza.
Si partimos de la etimología, vemos que viene de la palabra “Superbus , que significa “El que está por encima”. Podemos observar que estas personas tratan a las demás con desprecio, nunca considerando los distintos puntos de vista e incluso rebajándolos. Muchas veces suelen presentar argumentos poco creíbles, mal fundamentados, infantiles, etc., etc., y a través de la manipulación, el autoritarismo  y el destrato, toman la razón como un trofeo de guerra.
Sin duda alguna, todos estos comportamientos actúan como una sobrecompensación de grandes inseguridades, temores, falta de madurez, etc., pero sobretodo lo que se percibe exteriormente es un gran desconocimiento de su persona.
Este “estar por encima”, que le proporciona un lugar de seguridad, termina siendo su propia trampa, ya que lo mantiene en una constante desconexión de si mismo; de  sus valores, de sus potencialidades, de sus proyectos, así como también de sus pobrezas y errores. Al no poder reconocerlos en sí, tampoco puede hacerlo en los demás.
A la hora de que la vida nos cuestione, la persona soberbia y la humilde tomarán caminos distintos, la primera probablemente se dirigirá por la dirección del enojo, la queja, el desconcierto y no tomar conciencia de su finitud; en tanto la otra se dará cuenta de la posibilidad de cambio y desarrollo que implica, será conciente  de sus valores y recursos para seguir adelante. La persona soberbia no tendrá la capacidad para pedir ayuda ni para aceptar un aporte, en tanto la otra cuando no le quede posibilidades para resolverlo por sí mismo, no tendrá dificultades para solicitar apoyo y lo recibirá de corazón.
Por lo tanto, la Humildad se nos presenta como una actitud sintonía con nosotros mismos, que nos guía para encontrar sentido a lo que nos sucede.
 Tal cual como la tierra, el humilde es fértil en su interior y está al servicio para que su entorno se desarrolle.
(*)Artículo publicado en Revista Vocación. Año 9. Número 37. Diciembre 2010.

martes, 31 de agosto de 2010

Crisis…tiempo para el sentido.



Actualmente hemos oído muchas veces esta palabra, sobre todo a nivel político y económico, donde una crisis en determinado país afecta a toda la aldea global. Al aparecer unida  a lo monetario ha quedado  cargada de connotaciones negativas.
Pero para develar su natural significado, nos introduciremos en lo profundo de su raíz etimológica para allí encontrar nuevos sentidos.  La palabra Crisis viene del griego: Krisis, que a su vez se deriva del verbo Krinein, que significa separar o decidir. Podemos ver como a partir de comprender estos conceptos, comenzamos a tomar una postura distinta con respecto a éste fenómeno.
  Muchas veces entendemos la Crisis como un hecho que nos sobreviene de forma repentina  y trágica,  pero al parecer  está más relacionada con lo reflexivo y discernido que con lo súbito.
Históricamente las crisis han estado vinculadas a fuertes e importantes cambios en el recorrido de la humanidad. Suponen un proceso donde se abandona un antiguo orden para asumir uno nuevo,  cuyo transcurrir genera sentimientos de incertidumbre, inseguridad y desprotección.
También podemos pensar las crisis que naturalmente atraviesan todas las personas a lo largo de su vida, como ser el nacimiento, empezar la escuela, la adolescencia, el abandono del núcleo familiar, la crisis de la mitad de la vida, la jubilación, etc.,  etc. Por lo tanto vemos que Crisis es un concepto que  engloba a los de cambio y discernimiento.
Si pensamos en estas dos nociones nos vamos a dar cuenta que están emparentadas con la idea de Tiempo. Todo proceso de transformación requiere de un tiempo necesario para que se produzcan los frutos. Por ejemplo, una de las más intensas y productivas crisis  del ser humano es la Adolescencia, donde se abandona la niñez para construir una identidad adulta. Y para que sea exitoso éste transcurso  se necesita de un tiempo determinado, que muchas veces no tiene que ver con el reloj.
Por lo general, los procesos de maduración,  crecimiento y  cambio no se pueden medir en términos de tiempo Cronológico (minutos, horas, días, meses,  etc.), sino que  estamos hablando del tiempo personal, el cual se denomina Kairós.
El cual se puede  definir como: “(…)tiempo oportuno de la templanza, de la mezcla propicia, del encuentro y la tensión productiva entre energías productivas y potencias distintas(…)”(Marramao, 2008,pp 15),  entendido de esta manera el Kairós es el “tiempo justo para”, ” el tiempo de…”.

Es por ello que podemos ver a la Crisis como tiempo para  el cambio, una oportunidad que nos da la vida para el crecimiento. Para abandonar viejos estilos de vida y crear nuevos sentidos.
Muchas veces no elegimos modificaciones tan profundas,  estas se imponen en nuestra vida, lo antiguo cae  y somos los responsables de re-construir la propia existencia. Por ejemplo, no está en nuestras manos la pérdida de un trabajo, una separación, la partida de un ser querido,  mudanza, emigración etc., etc., pero si depende de  nosotros como responder a las pruebas que la vida nos presenta.
En estas situaciones de cambio tenemos la vivencia de desorientación y  falta de claridad para discernir, se nos impone la necesidad de encontrar  otros rumbos, caminos,  sentidos. Probablemente antes nuestro sentido de vida estuviera abocado al trabajo, a la familia, la casa, etc., etc., pero la actual situación nos reclama que seamos capaces de vivir nuevos  valores, o sea, encontrarle sentido a este momento particular de la vida.  
Para ello tenemos que apelar a  nuestra actitud, que sí  somos libres para elegirla, y nos permite  salir  adelante centrándonos  en lo que hago con lo que me pasa,  más que con lo que me pasa en sí. En esto reside la dignidad de la persona, en  el poder pararse erguidamente frente a  la vida y no ser un  mero resultado de  vicisitudes de la misma
Tenemos la posibilidad a través de la Crisis (sea de la clase que sea) de ser testimonio cabal de que la vida siempre  tiene sentido, respondiendo ante ella de la manera más humana posible. Atendiendo a lo que nos reclama aquí y ahora, no quedándonos en el pasado, sino atesorándolo y utilizándolo como impulso para seguir adelante.
Luego de este recorrido podemos comprender a la Crisis como un tiempo especial para el desarrollo personal que a través del discernimiento, nos permita encontrar nuevos sentidos a  la vida; donde nuestra actitud es determinante para salir fortalecido. Podremos alegar que aún perdiéndolo todo fuimos capaces de decir “A pesar de todo, si a la vida…” (Frankl).
(*)Artículo publicado en Revista Vocación. Año 9. Número 36. Setiembre 2010.

martes, 24 de agosto de 2010

Vacío y Narcisismo a través de la Televisión


En esta época los medios masivos de comunicación han pasado a habitar  la res social, momento a momento,  día tras día y encuentro tras encuentro,  fueron ganando espacio en nuestra subjetividad. Hasta han llegado ser parte de la cotidianidad, entendida ésta como “quo-tidien”, lo que significa “el cada día”(Protesoni , 2001. Pp 16).
Sin duda alguna la Televisión  continúa siendo el estandarte de estos procesos llegando a todo el mundo. Un género que tiene un gran peso es el entretenimiento, ya que parece imponerse como una alternativa para los tiempos de estrés en que vivimos. Y en relación a nuestra era Posmoderna, el mostrar hasta lo más íntimo  es lo más exitoso (en términos de rating).
Con esto  nos referimos a la gran diversidad de “Shows” que sobreabunda,  ya sea  realitys,  magazines de  chismes, cámaras ocultas, etc., etc. A nivel de nuestro querido Río de la Plata, el programa que reúne todas éstas características y más es “Showmatch”. El cual se ha mantenido por veinte años, sufriendo varias transformaciones pero siempre al tope en los rankings de teleaudiencia. Actualmente se encuentra reproduciendo un formato europeo de concurso de baile. Denominado “Bailando por un sueño” semana tras semana se asiste a un sinfín de conflictos, entredichos, problemáticas, etc., etc.,  que parecen ser más redituables  que el propio arte escénico allí exhibido.
Si bien se ha vuelto cotidiano escuchar “¿viste lo que pasó  ayer en el bailando?”,  algo captó mi atención y fue esto…


Este extraño personaje pronunció un discurso…hizo uso de la palabra y del espacio televisivo para transmitirnos su parecer. Lo  más interesante  fue que  todo el tiempo estuvo  referido a su persona, denotando una hiperinflación de su Yo. Literalmente fue  un discurso Narcisista. Para ejemplificar esto, dos viñetas: “soy la demostración que hay una vida mejor y que la estoy disfrutando yo y no ellos (…)”; “Si estoy aquí es porque el Sr. Marcelo me considera un artista, un gran cantante, un excelente productor, un tipo con mucha facha, elegante y con toda la onda…”
Sin dejar de reconocer que esta persona tiene un claro Trastorno de Personalidad, mi cuestionamiento es acerca de qué condiciones (económicas, sociales, culturales, ideológicas, políticas, etc., etc.) producen sujetos y discursos de ésta clase.
Para pensar apenas una aproximación G. Lipovetsky nos hace un aporte:  “Eso es precisamente el narcisismo, la expresión gratuita, la primacía del acto de comunicación sobre la naturaleza de lo comunicado, la indiferencia por los contenidos, la comunicación sin objetivo, ni público, el emisor  convertido en el principal receptor, está es la lógica del vacío.”(1983, pp 14)
A través de su proclama se produce un borramiento del otro y genera  el regocijo de escuchar sus propias palabras hablando bien de él.  Primer y Tercer persona del singular parecen indiferenciarse y cambiar puestos entre sí. Lo cual nos habla de estructuras a nivel psíquico más laxas y borrosas.
“La patología mental obedece a la ley de la época, que tiende a la reducción de la rigideces así como  a la licuación de las relevancias estables, la crispación neurótica ha sido sustituida por la flotación narcisista.”(Idem, pp 76).
 El Narcisismo entre otros procesos, son la base  para la producción de  sujetos posmodernos y la televisión actúa como catalizador de dicho fenómeno. Constantemente se reproduce el circulo vicioso de la difusión de determinadas  imágenes que generan   múltiples identificaciones, que a su vez  crea una subjetividad consumista, hedonista, narcisista, etc., etc.,  y todo ello puesto al servicio del mercado.
Un elemento tan cotidiano  e inocente como la Televisión, a la  cual estamos expuestos algunas horas de nuestro día,  está  encargada de grandes transformaciones a nivel Psíquico y Social. Como vemos tiene un gran poder…pero no más  del que estemos dispuestos a darle, y aquí entra el cuestionamiento de ¿Qué es lo que hacemos con nuestro tiempo libre?
Entendido  como el momento del día que está más libre de condicionamientos externos, o sea, que  no se van  a generar  grandes inconvenientes   si en ese lapso   no se atienden   las obligaciones más urgentes.
A su vez es importante considerarlo como una oportunidad propicia para dar Sentido a nuestra vida , pudiendo realizar una actividad gratificante y autotrascendente. A propósito de esto Viktor Frankl nos dice: “vivimos en una época de reciente automatización y esta lleva consigo un incremento del tiempo libre disponible. Pero no hay solo un tiempo libre de algo sino también un tiempo libre para algo; el hombre existencialmente frustrado, sin embargo, no conoce nada con lo que podría llenarlo, nada con lo que podría rellenar su vacío existencial.”(Frankl, 1997.)
Si bien estamos expuestos constantemente al aburrimiento, existe siempre la posibilidad de hallar  vestigios de Sentido, pero ello es únicamente responsabilidad nuestra.  
De esta manera ante las propuestas vacías de contenido, que muchas veces tiene para ofrecernos la televisión, debemos  responder creativamente, buscando otro tipo de alternativas para hacer de nuestro tiempo libre una propuesta que nos permita desarrollarnos personalmente.

sábado, 29 de mayo de 2010

Seriamente con humor.


En este nuevo encuentro trataremos un tema tan cotidiano, que constantemente hacemos referencia a él, y tan extraordinario como para aportar a nuestra calidad de vida; hablamos del Sentido del Humor.
Para comenzar a comprender este maravilloso recurso del ser humano,  profundizaremos en su etimología, que proviene del latín: “umor: líquido, que, a su vez,  procede de umidus: ser o estar húmedo” (Castellá, 2006, pp 45.).
En la antigua Grecia, se creía que los estados de ánimo dependían de determinados líquidos que recorrían el cuerpo humano, estos eran: la bilis negra, que se asociaba con la melancolía; la bilis amarilla, relacionada con la ira; la sangre, referida a  la pasión, y por último,  la flema que representa el tipo de carácter más tranquilo y frío.
A través de éste recorrido histórico de la palabra, podemos ver que el humor constituye una parte privilegiada en la personalidad del ser humano.
En la actualidad, observamos que no es tan así, ya que vivimos en una sociedad tan pre-ocupada,  donde lo verdaderamente valorado,  es  aquello que se hace de forma “seria” y con  ceño fruncido.  Debo agregar a esto nuestro “ser uruguayos”, que muchas veces  consiste en ver la vida de color gris. De esta manera, se relega al humor a un lugar de poca importancia, donde es sinónimo de inmadurez y de no tomarse la vida en forma juiciosa.
A partir de lo anterior surgen las siguientes preguntas, ¿A qué nos referimos realmente cuando decimos Sentido del Humor?, ¿Puede tener un Sentido el humor?, ¿Cómo  encontrarlo?, ¿El humor nos permitiría ver la vida de otra tonalidad?, ¿Visualizarnos a nosotros mismos de otra manera?, ¿Y a los otros también?
Para comenzar a responder a estas preguntas, tenemos que hacer una distinción entre lo que es humor  y lo que no,  ya que muchas veces solemos confundirlo con sus distintas expresiones.
Podemos decir que no es humor,  aquello que esté referido a la ironía y la burla, ya que éstas suelen acentuar los defectos del otro ridiculizándolo.
Humor tampoco se encuentra en  el chiste o la broma, más aún cuando son de mal gusto.
En cuanto a la risa y  la carcajada son reacciones fisiológicas, que a veces usamos cuando estamos  nerviosos y queremos salir de una situación embarazosa.
Luego de haber hecho éstas distinciones, la reflexión nos lleva a decir que el verdadero sentido del humor, nace de una forma positiva de ver la vida. Dicha actitud permite afrontar nuestras dificultades de una manera equilibrada, o sea, dándole su justo lugar a los acontecimientos,  sin exacerbarlos, ni minimizarlos.
Además el humor adquiere sentido cuando podemos tomar distancia de nosotros mismos y tener otra mirada.
Esto se denomina como Autodistanciamiento y  se “refiere a la habilidad de salir de uno y contemplarse a sí mismo “desde afuera” (Fabry, 2001, pp20).
También lo entendemos como “la capacidad de tomar distancia de las situaciones exteriores, de ponernos firmes en relación a ellas; pero somos capaces no solamente de poner distancia con el  mundo, sino también con nosotros mismos”[1]
El poder vernos a distancia, nos permite comprendernos de una manera más amplia, aceptando nuestras dificultades.
Muchas veces estamos muy adheridos a un problema y no podemos visualizar otras posibles soluciones; que las encontramos si nos separamos de nosotros mismos  y de la situación en sí. Muchas veces cuando pintamos una pared tomamos distancia, para ver por donde tenemos que seguir, autodistanciarse se trata de eso.
Cuando  nos podemos observar en perspectiva, nos damos cuenta que además de  nuestros defectos, tenemos virtudes y eso hace que,  nos relacionemos con nosotros mismos de una manera más sana. Esto redunda en la maduración de nuestra personalidad. Y en la medida que nos desarrollamos como persona, podemos generar vínculos más sanos con nuestro medio.
A través del humor, accedemos a éste recurso del ser humano que le permite tener una visión más sabia de sus vicisitudes, y afrontarlas con una actitud positiva. De esta manera, es que nos podemos reír de nosotros mismos. Y en cuanto a lo que la vida nos ponga como interrogante,  responder de una manera más asertiva. Una mirada que contemple distintas opciones, y le otorgue la importancia debida a cada situación. Al decir de Platón: “Quiero decir que solo lo serio debe tomarse en serio,  lo no serio, no”       
El humor es un modo de expresar la relación con la vida. El humor contribuye a que nuestra existencia se despliegue con fluidez. Humecta la sequedad del corazón. Riega la aridez de la personalidad. Humidifica el ánimo evaporado de optimismo. Hidrata el carácter reseco y calma la sed de bondad. Ya que el humor rocía a la existencia de gracia, alegría, ingenio, agudeza, jovialidad y finura. En síntesis, el humor es la savia de la sabiduría”(Castellá, 2006, pp45.)
El verdadero Sentido del Humor nos permite,  enriquecernos como persona, construir nuestra existencia de una forma más sana y transformar nuestro ambiente en un lugar más confortable y apacible. Por lo tanto, vivamos nuestra vida seriamente con humor.

(*)Artículo publicado en Revista Vocación. Año 9. Número 35. Mayo 2010.


[1] Frankl, V, en Castellá, G: “20 Formas sanas de responder al insulto” Buenos Aires, Ed. San Pablo. 2006. Pp. 37.

viernes, 21 de mayo de 2010

De la promesa a la performance... ¿Nuevas formas de hacer política?


Una vez culminada  la campaña publicitaria  para las elecciones municipales, me parece prudente publicar éste artículo. La razón de ello  sería no afectar  ninguna sensibilidad partidaria, pudiendo hacer un análisis lo más despojado de pasión posible(o por lo menos intentarlo). Tomando esta propaganda como una muestra que nos dispare a reflexionar.
Tradicionalmente estamos acostumbrados a que en Política los spots publicitarios sean cargados de propuestas creíbles o no, realizables o no y es a través  del discurso que se pretende disuadir a la población. Existen tantos estilos como candidatos, estructurados, pasionales, seductores, etc, etc, pero todos cargados de lenguaje.
En esta publicidad lo que podemos ver,  hace referencia a una propuesta distinta a las  de los políticos tradicionales (y aquí marco una diferencia),  que nos tienen habituados a grandes empresas; donde la situación actual sería suplantada por una realidad de bienestar para todos los habitantes (ya sea a través de distintas estrategias como ser planes, programas, políticas, utopías, etc, etc.). Pero sin duda siempre apuntando el futuro, hacia adelante por decirlo de alguna manera. Esta anhelo de avance o progreso responde a conceptos fundamentales de la Modernidad, donde los distintos modelos económicos, sociales y políticos(junto con el científico) eran considerados una forma de perfeccionamiento y desarrollo de la Humanidad.
Jean FranÇois Lyotard denominará a estas ideas como los Grandes Relatos, discursos históricos  que proyectaban nuevos sistemas sociales de prosperidad infinita, como ser el relato Cristiano, el Marxista, el Iluminista y por último el Capitalista.
Luego de transcurrido el tiempo se constatará que estos modelos no pudieron cumplir con sus promesas, prueba de ello son por ejemplo: las guerras mundiales, la injusticia social, las crisis económicas. Estos hechos fueron generando una sensación de desilusión, de desengaño con respecto a esos Discursos; produciéndose  con ello la caída de los Grandes Relatos y la finalización de la Modernidad(J.F, Lyotard, 1986.). Dando paso a la Posmodernidad donde se le empieza a dar  prioridad a lo efímero y presente, apareciendo así, los microrrelatos que   responden a una necesidad de exaltación de la individualidad por sobre lo colectivo. Ya no hay discursos totalizantes, sino que hay tantos relatos como individuos dispuestos a expresarse.
Lo inmediato y lo individual pasa ahora a ser el signo de esta nueva etapa de la Humanidad, la Posmodernidad se instala en todas las esferas de la sociedad y la cultura.
Al parecer la Política no ha escapado a ello, ya que lo que podemos apreciar en la publicidad es una transformación de los relatos. No está presente la idea tradicional de futuro-porvenir, sino que pasa a ser un futuro-inmediato,  y la idea de acción a largo plazo es sustituida por la de acto. Es por ello que en este spot publicitario nos encontramos solamente, con la promesa de una performance, un hecho personal, una acción que no se vuelca a la res social, sino que recae sobre el propio cuerpo y culmina allí (“si salgo edil, me rapo. Apoyame!”). Por lo tanto podemos pensar si existiría  también una mutación del votante al fan, que dé su voto para contribuir a un acting puntual e intrascendente.
Al parecer podemos visualizar la Posmodernidad a través del cristal de la Política…

domingo, 16 de mayo de 2010

Fromm para madres en su día.


“El amor materno es una afirmación incondicional de la vida del niño y sus necesidades. La afirmación de la vida del niño presenta dos aspectos: uno es el cuidado y la responsabilidad absolutamente necesarios para la conservación de la vida  del niño y su crecimiento. El otro aspecto va más allá de la mera conservación, es la actitud que inculca en el niño el amor a la vida, que crea en él el sentimiento: ¡Es bueno estar vivo, es bueno ser  una criatura, es bueno estar sobre la tierra!”( Fromm. E. 2000, pp 54.)
La Maternidad, milagro y misterio de la existencia, felices las mujeres llamadas a tal vocación, ya sea proveniente del propio vientre o como regalo de la vida misma. Felicitaciones en su Día!

martes, 11 de mayo de 2010

Las raíces adultas de la adolescencia actual.


La adolescencia un proceso extraordinario donde se ingresa en la aventura más laboriosa e intensa de nuestra vida; el asumirnos como seres únicos e irrepetibles con  propios valores, ideologías, intereses y personalidad.
Etapa  maravillosa, en la cual contamos con toda la disposición de nuestro ser para construirnos. Además de los cambios biológicos, psicológicos y sociales, la adolescencia es una cuestión existencial, ya que con mucha fuerza se presentan interrogantes, como ser: ¿Quién  soy?, ¿Cómo quiero ser?, ¿Hacia dónde voy?, ¿Cómo puedo hacer para lograrlo?, y una infinidad de etcéteras. Este es el momento esencial para hacérselas y poder delinear algunas respuestas que van a guiar la vida adulta.
Para dicha tarea se necesita la presencia de referentes, que le permitan identificarse, diferenciarse, oponerse, etc. Esta dinámica  se expresará  a través de un cariño intenso y otras veces por medio de una confrontación sin cuartel.
Un hecho fundamental de la adolescencia es la “salida” del núcleo familiar para  buscar un posicionamiento como un ser adulto. Esta es otra dimensión   de dicha etapa.
Este período de la vida significará también un cambio cualitativo en la relación  con los padres, o sea, para forjar su propia personalidad necesitarán de otros modelos identificatorios, que los podrán hallar a nivel social.
Los adolescentes en su desarrollo  descubren que pueden tener sus propios puntos de vista, muchas veces distintos a los de sus padres. Y harán todo lo posible por defenderlos  y llevarlos a cabo; y a través de estos encuentros y desencuentros, irán tomando distintas piezas para armar el rompecabezas de su propia personalidad.
Todos estos fenómenos que nombramos generan en el adolescente mucha incertidumbre, que se traduce en euforia, apatía, enojo, cansancio, aburrimiento, ansiedad, angustia, etc, etc. Dichos estados son normales y responden a ir modulando los cambios que están viviendo.
Una forma sana  que encuentran los adolescentes de  contenerse y acompañarse, es agrupándose con sus pares. Ya que para ellos nadie los entenderá más que una persona que esté viviendo lo mismo. Dicho grupo les permite salir de su familia y a su vez les brinda protección frente a la sociedad.
Muchas veces los veremos agrupados por distintos intereses, modas, música, ideologías,  en última instancia,  formas de ver la vida. Seguramente hemos oído hablar de punks, glams, darks, emos, floggers, planchas, electrónicos etc, etc,  Nos referimos a las tribus juveniles,  o mejor definidas como subculturas juveniles.
Una pregunta aquí sería: ¿Por qué se denominan Sub-culturas, a éstas agrupaciones de adolescentes y jóvenes (y no tanto)? “En primer lugar, porque la mayoría no solo se diferencian entre ellas, sino que también se distinguen, toman distancia, se oponen y re-significan (aún integrándose) a una matriz cultural dominante” (Filardo, V, 2007).
            Con esta definición podemos ver que a nivel social el territorio parecería estar divido en dos, uno ocupado por los adolescentes y jóvenes que poseen una cultura “Sub”,  y otro espacio habitado por una cultura dominante, que tiene la potestad para ubicar a otro en un sito de menor importancia .
            Esta cultura hegemónica sitúa a los adolescentes en estos lugares  a través de frases como:             “La juventud está perdida”, “los adolescentes no tienen valores”, “están desperdiciados”, “cuando nosotros éramos jóvenes esto no pasaba”, etc, etc.
Estas frases provienen de nosotros los adultos, que somos quienes actualmente, tenemos el discurso  de  hacer “avanzar” el mundo en base a nuestro trabajo, responsabilidad, seriedad, etc, etc.
Ahora, si los adolescentes acceden a la sociedad, y se encuentran con modelos identificatorios que  los preexisten; y en base a ellos forjan su personalidad(o sea, que se topan con  nosotros adultos “ampliamente superados”), ¿Por qué la “juventud está perdida”?, ¿Por qué los adolescentes no tienen valores?, ¿Por qué están desperdiciados?, ¿Qué sucede con nuestra adultez?, ¿Qué referencia les estamos brindando a nuestros adolescentes?, ¿Qué sociedad les estamos ofreciendo?
Para comenzar a pensar alguna respuesta para tantas preguntas, propongo  reflexionar acerca de la sociedad en que vivieron los adultos  actuales, cuando fueron adolescentes. Esto nos permitirá ir desandando los caminos que formaron la personalidad de aquellos muchachos y muchachas, que hoy en día son referentes de los adolescentes.
En principio tendríamos que ubicar  en la historia, las coordenadas  que enmarcaron dicha etapa de su vida.  Estamos hablando que los Adultos de ésta época vivieron su adolescencia en el período que abarca los años 1970 hasta 1985 aproximadamente. A la cual se denominó  como la Generación X (Gordinier, J. 2008).
            Ahora que hallamos un punto de referencia, podemos observar que sucedía  en dicha sociedad.  Como primer eslabón de esta cadena  nos encontramos con una particularidad, estos adolescentes provienen de un fenómeno conocido como Baby Boom o explosión de la  natalidad, que suele producirse luego de la finalización de período bélico (1946-1964).
            Aquí podemos observar que esta generación de adolescentes es heredera de los desastres de la Segunda Guerra Mundial.
Detengámonos un momento y pensemos en las secuelas físicas y psicológicas de sus padres. Ya estamos en presencia de graves dificultades de los adultos para  brindar modelos identificatorios sostenibles.
            Esta generación accede a una sociedad devastada, y en base a ella y su transformación deberá construir su personalidad. Muchas de sus particularidades responderán a dichas causas y muchas otras no.
También ha sido testigo de una innumerable serie de avances tecnológicos (desde la televisión en blanco y negro hasta internet) y cambios sociales (por ejemplo: la caída del muro de Berlín y la aparición del SIDA). Como podemos ver son hechos puntuales  de gran importancia que han ido calando en la subjetividad de la época.
Produciendo y reproduciendo formas de ver la vida, pensar, actuar. El ser Adolescente estaba teñido por todos estos fenómenos e implicaba en parte por ejemplo: romper las pautas y costumbres anteriores,  no creer en Dios, no respetar a sus padres,  poner a la amistad antes que a la familia  etc,(wikipedia, Generacion_X).
Sin duda alguna, eran tiempos de grandes cuestionamientos a los poderes instituidos (Familia, Estado, Iglesia, Universidad,  etc,etc.), ya que éstas formas tradicionales y sus lógicas no habían cumplido con el mandato de la época: el progreso infinito(ideal de la Modernidad), sino que tenían como resultado las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial.
Los adolescentes accedían a esta sociedad adulta revolucionada y en crisis, siendo  ellos quienes encarnarán (en el sentido más literal de la palabra) los incipientes ideales de una nueva etapa de la Humanidad.
En este nuevo milenio los adultos  actuales fueron aquellos adolescentes, que seguramente se hayan sentido incomprendidos  y despreciados.
La Adolescencia en última instancia  es un proceso de cuestionamiento al mundo adulto  para encontrar una base, donde  forjar su personalidad y construir una nueva humanidad.
Siendo conscientes de lo que implica esta maravillosa etapa de la vida, apelo a nosotros adultos referentes, a poder acompañar de una mejor manera a nuestros adolescentes, sabiendo que estamos formando a los adultos del futuro.
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miércoles, 7 de abril de 2010

Mr. Músculo y la construcción de Género





Nuevamente aparece como algo cotidiano una publicidad, en este caso de una reconocida marca de detergentes.
¿Qué es lo que podemos observar en ella? Una muchacha constantemente solicitando ayuda para las tareas cotidianas, como ser el trabajo en la oficina, el supermercado y la limpieza  en la cocina. En las dos primeras consigue socorro, ya en la última no.
Para que esta mujer solucione su dificultad diaria aparece un ser de fantasía, llamado Mr. Músculo, quién indicará cuidadosamente lo que se debe hacer y de que forma; casi como si la muchacha fuera una especie de a-lumno(sin luz) .
Luego de su exposición magistral (acerca de cómo limpiar), este pseudo-duende de la cocina se retira. Lo más curioso es que luego de su presentación y explicación huye despavorido, sin siquiera quedarse a ayudar a su estudiante.
Todos podemos decir, qué bueno  de que exista un producto que nos aliviane las tareas de la casa, que nos requiera un menor tiempo,  que apareciera alguien que nos entregue una formula mágica. A través de esta publicidad lo que se pretende generar son justamente estos pensamientos para que salgamos corriendo a comprar dicho producto.
Pero en este caso,  a lo que prestaremos especial atención a otro punto, a otro mensaje, que seguramente pase desapercibido; el estereotipo  de mujer que se está jugando en esta propaganda.
Una imagen de mujer poco capaz, que precisa del auxilio masculino constantemente. Luego de implorar varias veces se sale con la suya y aparece una  figura más, que le dice lo que tiene que hacer y luego la abandona.
La publicidad transmite constantemente imágenes que van integrando nuestra subjetividad, y van generando formas de ver el mundo y a los demás; en este caso al sexo femenino.
Sin duda alguna, esta propaganda está hablando acerca de los lugares que ocupamos hombres y mujeres en la sociedad y la cultura.
Y cuando menciono estos “lugares”, no dejo de referirme a las construcciones de Género, el cual podemos entender como: “la suma de valores, actitudes, papeles, prácticas o características culturales basadas en el sexo. El género, tal como ha existido de manera histórica, transculturalmente y en las sociedades contemporáneas, refleja y perpetúa las relaciones particulares de poder entre el hombre y la mujer” (Romero. L, 2001).
De esta definición podemos entender que, el Género es una construcción cultural, o sea un invento, que varía según las distintas épocas  y países.
Asigna determinadas conductas, reacciones y actitudes  que marcan diferencias entre un sexo  y el otro, o sea, que es lo esperado tanto para un hombre como para una mujer.
Para ello la cultura juega una papel preponderado a través de la educación en los primeros años de vida, distintos colores, distintos juegos, distintas actividades, etc, etc. El punto aquí,   es que estas distinciones tienen agregado diferencias valorativas.
O sea, cuando a una indudable diferencia biológica le agregamos por ejemplo,  decir: “las mujeres son menos…”, o “los hombres son más…”, aquí es donde reside la injusticia; cuando a través de los lentes de la cultura dominante  desvalorizamos al otro.
Y esto lo podemos ampliar a todos los órdenes de la vida y de lo cotidiano, cuando a través de la diferencia, ya sea, de raza, ideología, nacionalidad, religión, orientación sexual, edad, etc, etc, rebajamos al otro.
Tendríamos que poder ver a las personas por lo que realmente son y no por construcciones de la cultura atravesadas por el poder, donde unos valen menos que otros.
La diferencia (que bienvenida sea) entre los seres humanos reside en nuestra actitud y decisión, y nuestra igualdad está dada por nuestra capacidad para ser LIBRES.
Teniendo en cuenta esto, es que nos podemos sentir cada vez más cercanos al que es distinto de nosotros y enriquecernos mutuamente.


martes, 23 de marzo de 2010

El Sujeto Des-humanizado del Consumismo






















                                              


Continuando con nuestra tarea de poder hacer de lo cotidiano algo extraordinario nos encontramos con dos imágenes, casi que dos fotos, que de alguna manera  nos trasmiten una visión de ser humano.
Por un lado  vemos una viñeta cómica  de un genial humorista gráfico como  lo es Joaquín Salvador Lavado, o  mejor conocido como Quino, de su libro: “Bien gracias, y usted?” (Quino, 1976), y por el otro nos encontramos con una publicidad de una conocida Empresa Multinacional de Telefonía Celular (“No nos quedamos quietos” .Claro. 2010).
Podemos visualizar  la existencia de dos sujetos, representados de formas distintas, en  la viñeta, observamos momentos sincrónicos  y en el video  un ciclo marcado por la diacronía. Ambos se    transforman de  manera paulatina, silenciosa e insospechada.
Este proceso de cambio o más bien de mutación,  crea un sujeto nuevo, el cual por momentos  presenta características des-humanizadas que nos dificultan  observar su esencia.
¿Qué implica esta mutación?, ¿Cuál es el contenido de la misma? Las posibles respuestas a estas preguntas están presentes en ambos sujetos;  dicha alteración va a estar dada por los bienes de consumo.
Los cuales muy lentamente comienzan a poblar a estos seres, que parecen distraídos, anestesiados ante tal metamorfosis de su humanidad.
Objetos cotidianos, imperceptibles a nuestra subjetividad, casi podríamos decir “necesarios y elementales”. La pregunta sería,  ¿necesarios para qué?, el  personaje de Quino nos dice para vivir “como un ser humano”. Momento paradojal de nuestra reflexión, ya que  cuánto más se anhela esa humanidad, más se ingresa en un proceso de pérdida de la misma.
Este humano-consumidor, creador de una existencia des-humanizada,  se inscribe en una época determinada,  designada como Posmodernidad, la cual entre muchas otras características encontramos, el consumo masivo de objetos, símbolos, imágenes, informaciones, etc, etc.; ícono internalizado hasta al punto de aparecer en un tira cómica o en una propaganda.
Este sujeto carga orgullosamente  una ornamentaria meramente vana  y superficial, ahora la pregunta sería. ¿Qué habita en su interior?, ¿Posee una interioridad? ,¿Su interioridad  es lo que está puesto en su exterior?, ¿Qué sucede si su armadura de plástico cae?, ¿Qué hay además de su consumo?
Preguntas que todos en algún momento nos deberíamos plantear, ya que en este barrio  de  la Posmodernidad, todos somos vecinos de este sujeto des-humanizado del consumismo.

lunes, 15 de marzo de 2010

El Sinsentido de la Envidia

En esta ocasión trataremos un fenómeno muy humano,  la Envidia, tan antigua como la historia misma, y generadora de tantas dificultades a nivel personal, familiar y hasta social.  Para comenzar a comprender las distintas aristas de este tema, iremos a las raíces etimológicas de la palabra, lo que nos permitirá conocer   su significado  más  profundamente, “envidiar  encuentra su raíz en el latín invidere: mirar con malos ojos, ver con disgusto el bien ajeno.”(Castellá Gabriel. “La Concepción y el Sentido de la existencia.” Ed. San Pablo, Argentina, 2006. Pag 310).
Este “mirar con malos ojos”, envuelve al envidioso en un cúmulo de sentimientos negativos,  nublando su visión de tal manera que, lo que  el otro  tiene o lo que el otro es, se vivencia  como una injusticia; en el sentido de que esa persona no se lo merece, y más aún que lo tendría que tener la persona  que envidia.
Todo aquello que  es percibido como una injusticia, despliega en nosotros un sentimiento de ira y que  se  traduce en agresión. De esta manera,  podemos ver que por lo general, el envidioso o la envidiosa, es una persona  conflictuada,  que constantemente está haciendo comentarios cargados de mordacidad, acidez, aspereza, etc. Podemos observar como  esta se percibe ante los demás como inferior,  generando en ella   minusvalía, victimización, baja autoestima; por lo general tienden a la ansiedad,  stress y depresión.
La persona envidiosa posee  la angustia de ambicionar una vida que no es la suya, lo cual hace que  sienta, tal vez sin darse cuenta de ello, disconformidad con su propia vida, familia, pareja, personalidad, etc. Pero la cuestión aquí sería, si se tiene dicha vivencia, ¿por qué no hacer algo para cambiar  tal situación? Pero lo que  caracteriza  justamente a éstas personas es que pretenden “con la envidia, los logros eludiendo los méritos que lo posibilitaron”. (Idem).
Esto nos pone de cara con dos cuestiones bien humanas, primero: pretender la “vida” de otro, hace que no prestemos atención a la nuestra; segundo: pretender lo de otro, sin los esfuerzos necesarios, hace referencia a la responsabilidad que tenemos frente a nuestra propia vida.
Con esto, queremos decir que pretender la vida de otro, es caer en un error, ya que los seres humanos somos esencialmente distintos; esto que parece tan obvio, no  lo es. Para entenderlo mejor,  nos basaremos en una forma muy esperanzadora  de ver al ser humano que es  la  Logoterapia. Lo que nos trasmite  esta Escuela de Psicoterapia (cuyo creador es el Dr. Viktor Emil Frankl 1905-1997)  es   que el mismo es  Único e Irrepetible.
Esto quiere decir que, como nosotros no hay otro igual, con nuestras fortalezas y debilidades, con nuestros dones, con nuestra forma de ser, etc., o sea,  para un ser querido, no da igual si estamos o no estamos en este mundo; una determinada tarea no puede ser llevada adelante de la misma manera, con la misma impronta, con la misma creatividad o con la misma actitud por dos personas.


“La riqueza de la afirmación de lo único es la base indispensable que posibilita la amistad y el amor auténticamente humanos: descubrir que tú eres tú y yo soy yo(…)” (Pareja Herrera, Guillermo: Viktor Frankl. Comunicación y Resistencia. Ed. San Pablo. Buenos Aires. 2006. Pag.138.).
La unicidad se vuelve descubrimiento aún más valioso, cuando nos damos cuenta que somos los únicos responsables por realizar nuestro proyecto de vida, nadie puede hacer por nosotros, mas que nosotros mismos. Esto nos enfrenta con otro concepto muy importante para la Logoterapia que es la Responsabilidad,  entendida como una capacidad propiamente humana; cuyo significado etimológico es habilidad  para responder (respons habilitas.)
Esta es una forma novedosa de entenderla, ya que por lo general somos nosotros los que constantemente estamos preguntándole a la vida: ¿Por qué a mi?, ¿Por qué no a mi?, ¿Por qué ahora?  etc, etc., y lo que nos plantea la Logoterapia es que la vida es quien nos cuestiona.
Muchas veces  tenemos  que enfrentar situaciones  que no las elegiríamos,  pero  lo que si podemos elegir, es  como responder  a ellas,  y  esto lo  hacemos con las decisiones y actitudes que todo el tiempo estamos tomando hasta en las cosas más sencillas; somos nosotros  los que elegimos si dar  la mejor o  la peor respuesta.  Es de esto se va construyendo   nuestra  existencia.
(…)en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino que la vida espere algo de nosotros.(Frankl, Viktor. “El hombre en busca de sentido”. Ed. Herder. Barcelona. 2004. Pag 101)
A través de estos conceptos, podemos ver como “pretender la vida de otro” y “querer eludir los esfuerzos que posibilitaron los logros”, lleva a la persona que envidia a un error fatal, que no permite su desarrollo personal. Porque, de esta manera pierde contacto con su unicidad e irrepetibilidad, y responsabilidad frente a su propia existencia.
 Para finalizar, si todos somos esencialmente únicos, con dones distintos y estamos llamados a realizar nuestro sentido de vida de formas distintas, no es necesario envidiar. Lo que si tenemos que hacer es,  ser lo suficientemente valientes para fijarnos en nosotros mismos, en lo positivo que todos tenemos y potenciarlo, pudiendo responder ante la vida de la mejor manera.


 Pablo Nuñez Larrañaga-Licenciado en Psicología.
Mail: pablonular@gmail.com
(*)Artículo publicado en revista Vocación. Año 9, num 34. Marzo 2010.