martes, 23 de marzo de 2010

El Sujeto Des-humanizado del Consumismo






















                                              


Continuando con nuestra tarea de poder hacer de lo cotidiano algo extraordinario nos encontramos con dos imágenes, casi que dos fotos, que de alguna manera  nos trasmiten una visión de ser humano.
Por un lado  vemos una viñeta cómica  de un genial humorista gráfico como  lo es Joaquín Salvador Lavado, o  mejor conocido como Quino, de su libro: “Bien gracias, y usted?” (Quino, 1976), y por el otro nos encontramos con una publicidad de una conocida Empresa Multinacional de Telefonía Celular (“No nos quedamos quietos” .Claro. 2010).
Podemos visualizar  la existencia de dos sujetos, representados de formas distintas, en  la viñeta, observamos momentos sincrónicos  y en el video  un ciclo marcado por la diacronía. Ambos se    transforman de  manera paulatina, silenciosa e insospechada.
Este proceso de cambio o más bien de mutación,  crea un sujeto nuevo, el cual por momentos  presenta características des-humanizadas que nos dificultan  observar su esencia.
¿Qué implica esta mutación?, ¿Cuál es el contenido de la misma? Las posibles respuestas a estas preguntas están presentes en ambos sujetos;  dicha alteración va a estar dada por los bienes de consumo.
Los cuales muy lentamente comienzan a poblar a estos seres, que parecen distraídos, anestesiados ante tal metamorfosis de su humanidad.
Objetos cotidianos, imperceptibles a nuestra subjetividad, casi podríamos decir “necesarios y elementales”. La pregunta sería,  ¿necesarios para qué?, el  personaje de Quino nos dice para vivir “como un ser humano”. Momento paradojal de nuestra reflexión, ya que  cuánto más se anhela esa humanidad, más se ingresa en un proceso de pérdida de la misma.
Este humano-consumidor, creador de una existencia des-humanizada,  se inscribe en una época determinada,  designada como Posmodernidad, la cual entre muchas otras características encontramos, el consumo masivo de objetos, símbolos, imágenes, informaciones, etc, etc.; ícono internalizado hasta al punto de aparecer en un tira cómica o en una propaganda.
Este sujeto carga orgullosamente  una ornamentaria meramente vana  y superficial, ahora la pregunta sería. ¿Qué habita en su interior?, ¿Posee una interioridad? ,¿Su interioridad  es lo que está puesto en su exterior?, ¿Qué sucede si su armadura de plástico cae?, ¿Qué hay además de su consumo?
Preguntas que todos en algún momento nos deberíamos plantear, ya que en este barrio  de  la Posmodernidad, todos somos vecinos de este sujeto des-humanizado del consumismo.

lunes, 15 de marzo de 2010

El Sinsentido de la Envidia

En esta ocasión trataremos un fenómeno muy humano,  la Envidia, tan antigua como la historia misma, y generadora de tantas dificultades a nivel personal, familiar y hasta social.  Para comenzar a comprender las distintas aristas de este tema, iremos a las raíces etimológicas de la palabra, lo que nos permitirá conocer   su significado  más  profundamente, “envidiar  encuentra su raíz en el latín invidere: mirar con malos ojos, ver con disgusto el bien ajeno.”(Castellá Gabriel. “La Concepción y el Sentido de la existencia.” Ed. San Pablo, Argentina, 2006. Pag 310).
Este “mirar con malos ojos”, envuelve al envidioso en un cúmulo de sentimientos negativos,  nublando su visión de tal manera que, lo que  el otro  tiene o lo que el otro es, se vivencia  como una injusticia; en el sentido de que esa persona no se lo merece, y más aún que lo tendría que tener la persona  que envidia.
Todo aquello que  es percibido como una injusticia, despliega en nosotros un sentimiento de ira y que  se  traduce en agresión. De esta manera,  podemos ver que por lo general, el envidioso o la envidiosa, es una persona  conflictuada,  que constantemente está haciendo comentarios cargados de mordacidad, acidez, aspereza, etc. Podemos observar como  esta se percibe ante los demás como inferior,  generando en ella   minusvalía, victimización, baja autoestima; por lo general tienden a la ansiedad,  stress y depresión.
La persona envidiosa posee  la angustia de ambicionar una vida que no es la suya, lo cual hace que  sienta, tal vez sin darse cuenta de ello, disconformidad con su propia vida, familia, pareja, personalidad, etc. Pero la cuestión aquí sería, si se tiene dicha vivencia, ¿por qué no hacer algo para cambiar  tal situación? Pero lo que  caracteriza  justamente a éstas personas es que pretenden “con la envidia, los logros eludiendo los méritos que lo posibilitaron”. (Idem).
Esto nos pone de cara con dos cuestiones bien humanas, primero: pretender la “vida” de otro, hace que no prestemos atención a la nuestra; segundo: pretender lo de otro, sin los esfuerzos necesarios, hace referencia a la responsabilidad que tenemos frente a nuestra propia vida.
Con esto, queremos decir que pretender la vida de otro, es caer en un error, ya que los seres humanos somos esencialmente distintos; esto que parece tan obvio, no  lo es. Para entenderlo mejor,  nos basaremos en una forma muy esperanzadora  de ver al ser humano que es  la  Logoterapia. Lo que nos trasmite  esta Escuela de Psicoterapia (cuyo creador es el Dr. Viktor Emil Frankl 1905-1997)  es   que el mismo es  Único e Irrepetible.
Esto quiere decir que, como nosotros no hay otro igual, con nuestras fortalezas y debilidades, con nuestros dones, con nuestra forma de ser, etc., o sea,  para un ser querido, no da igual si estamos o no estamos en este mundo; una determinada tarea no puede ser llevada adelante de la misma manera, con la misma impronta, con la misma creatividad o con la misma actitud por dos personas.


“La riqueza de la afirmación de lo único es la base indispensable que posibilita la amistad y el amor auténticamente humanos: descubrir que tú eres tú y yo soy yo(…)” (Pareja Herrera, Guillermo: Viktor Frankl. Comunicación y Resistencia. Ed. San Pablo. Buenos Aires. 2006. Pag.138.).
La unicidad se vuelve descubrimiento aún más valioso, cuando nos damos cuenta que somos los únicos responsables por realizar nuestro proyecto de vida, nadie puede hacer por nosotros, mas que nosotros mismos. Esto nos enfrenta con otro concepto muy importante para la Logoterapia que es la Responsabilidad,  entendida como una capacidad propiamente humana; cuyo significado etimológico es habilidad  para responder (respons habilitas.)
Esta es una forma novedosa de entenderla, ya que por lo general somos nosotros los que constantemente estamos preguntándole a la vida: ¿Por qué a mi?, ¿Por qué no a mi?, ¿Por qué ahora?  etc, etc., y lo que nos plantea la Logoterapia es que la vida es quien nos cuestiona.
Muchas veces  tenemos  que enfrentar situaciones  que no las elegiríamos,  pero  lo que si podemos elegir, es  como responder  a ellas,  y  esto lo  hacemos con las decisiones y actitudes que todo el tiempo estamos tomando hasta en las cosas más sencillas; somos nosotros  los que elegimos si dar  la mejor o  la peor respuesta.  Es de esto se va construyendo   nuestra  existencia.
(…)en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino que la vida espere algo de nosotros.(Frankl, Viktor. “El hombre en busca de sentido”. Ed. Herder. Barcelona. 2004. Pag 101)
A través de estos conceptos, podemos ver como “pretender la vida de otro” y “querer eludir los esfuerzos que posibilitaron los logros”, lleva a la persona que envidia a un error fatal, que no permite su desarrollo personal. Porque, de esta manera pierde contacto con su unicidad e irrepetibilidad, y responsabilidad frente a su propia existencia.
 Para finalizar, si todos somos esencialmente únicos, con dones distintos y estamos llamados a realizar nuestro sentido de vida de formas distintas, no es necesario envidiar. Lo que si tenemos que hacer es,  ser lo suficientemente valientes para fijarnos en nosotros mismos, en lo positivo que todos tenemos y potenciarlo, pudiendo responder ante la vida de la mejor manera.


 Pablo Nuñez Larrañaga-Licenciado en Psicología.
Mail: pablonular@gmail.com
(*)Artículo publicado en revista Vocación. Año 9, num 34. Marzo 2010.